
Aunque no existen cifras oficiales, las zonas populares y de bajo poder adquisitivo se ven obligadas a endeudarse por fuera del sistema legal para cubrir deudas o gastos básicos.
Frente a esto, una ciudadana quien pidió no revelar su nombre, y tiene un crédito por este sistema, le dijo a los medios que “definitivamente uno accede a este sistema por que es tiene una gran ventaja y es que uno dispone del dinero sin exigencias y largos estudios de crédito, y si uno se demora con el pago no es vetado por estar reportados en las centrales de riesgo financiero, además estas personas son las únicas que le ofrecen a uno facilidad de pago”.
Por otro lado, un prestamista quien también solicitó no divulgar su nombre, explicó a este diario que “con este sistema ayudamos a la gente a suplir sus necesidades, con un costo un poco más alto pero es el precio que tenemos que poner por el riesgo al que nos enfrentamos de que se nos vuelen con la plata, sin embargo este tipo de créditos tienen mucha acogida entre la gente”.
En la actividad existen dos clases de prestamistas, que también son conocidos como ‘agiotistas’, ‘goteros’ o ‘pagadiarios’. Un primer grupo presta sumas pequeñas de dinero que no superan los 3 millones de pesos y maneja plazos de uno a dos meses. Los intereses van desde 5 por ciento hasta 20 por ciento, y entre más rápido se pague, menor es el interés. Sin embargo, en algunos casos esos intereses pueden llegar a ser hasta del 200 por ciento.
En una y otra modalidad el trámite es el mismo: quien necesita el dinero acude al ‘agiotista’, y este, de acuerdo con la suma y el plazo solicitado, fija los intereses a cobrar. Si el cliente acepta, debe entregar una letra de cambio que respalde la deuda, generalmente firmada en blanco. En contraprestación recibe la suma de dinero que solicitó, una factura como constancia y la copia de una especie de talonario, que está dividido en un número de casillas que corresponden a los días que durará el préstamo. Cada vez que realice un pago se diligencia el espacio correspondiente. Extrañamente, el original siempre lo conserva el prestamista.
Por otra parte, el vicepresidente comercial del Banco de Bogota, Luis Fernando Pineda, quien lidera el programa de microfinanzas de la entidad, (un sistema de bancarización para la población de mas bajos ingresos que no tienen acceso a los bancos y no cumplen los requisitos para acceder aun crédito de consumo), dijo a este medio que “en muchos de estos casos, lo que termina haciendo el gota a gota, es disminuyendo su activo financiero de manera dramática por que éste es un sistema informal e ilegal y lo que sabemos es que puede llegar a tasas efectivas del más del 100 por ciento mensual, que es absolutamente loco y desproporcional”.
Añadió el funcionario del Banco de Bogotá que “las entidades financieras estamos trabajando por incentivar el uso del los créditos formales, que además de tener toda la legalidad del caso y por estar controladas por el gobierno, tiene un tope máximo, incluyendo las comisiones, de tasas efectivas no superiores al 40 por ciento efectivo, una situación que la gente debería analizar a profundidad, para ingresar a la formalidad del sistema financiero del país”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario