lunes, 3 de mayo de 2010

Canje de $3,5 billones mejora perfil de la deuda colombiana


El último canje por 3,5 billones de pesos realizado por el Gobierno en su afán por corregir el déficit fiscal y darle dinámica a los títulos de tesorería (TES), logró mejorar el perfil de la deuda. Así lo percibe el mercado financiera y a que los inversionistas prefieren una utilidad atada a un indicador variable, como lo es la unidad de valor rentable (UVR) que está regida por el rumbo de la inflación.

Según los analistas del Bancolombia, los inversionistas han observado que el IPC disminuyó sustancialmente en el 2009, y hoy observan que hay más probabilidades de que la inflación repunte que de que cambie tan rápido y de forma sustancial el curso de la DTF.

Las preferencias de los inversionistas son similares en el caso de la deuda pública. Antes las colocaciones de bonos TES a tasa fija, le venían cobrando sin fundamento unas primas de inflación implícita al Gobierno. De allí que las primas de inflación a largo plazo resultaban más onerosas, ya que parecieran desconocer la trayectoria estructural o menos volátil de la inflación, que desde julio de 2009 ha descendido 233 puntos básicos.

De acuerdo a los especialistas, la respuesta a tanta prima podría obedecer a la falta de instrumentos de diversificación para los participantes en el mercado de deuda pública. Es decir, dada la forma como ha cambiado la composición de la deuda pública interna por instrumento, la coyuntura y preferencia suponen menor apetito por las emisiones del Gobierno por parte de los inversionistas. También es importante resaltar que, si bien tener como ciertos e invariables los costos y los flujos para el Gobierno es sano, ello no siempre es deseable para quienes compran sus bonos.

Las cuentas

Asegura el Bancolombia que ante la creciente ola mundial de deterioros de las cuentas públicas y el abultado nivel de deuda de los gobiernos, los inversionistas quieren compartir los riesgos de inflación con los gobiernos, y que estos últimos no sólo participen de tales riesgos, sino a su vez que no diluyan esos altos niveles de deuda vía mayores inflaciones.

De allí que el último monto del canje, 3.5 billones de pesos, no es excepcional, sobre todo ante una deuda interna que llega a casi 130 billones de pesos. Esta operación es inferior a cualquiera de los tres que se dieron en 2009. Pero ha mandado varios mensajes positivos. El primero es que el mercado está dispuesto a extender la vida o vencimientos del Gobierno, es decir, hay mayor y mejor confianza. Manifiestan los analistas que “lo ha hecho con un monto bueno, si nos atenemos a que no había vencimientos de deuda al momento de su realización”.

El segundo factor es que el Gobierno no sólo ha comprendido que no debe emitir con altas primas de inflación, pero que el mercado le va a pedir que comparta dichos riesgos, emitiendo en UVR.

El Gobierno ha aceptado y eso, no sólo da confianza, también lo involucra en el desempeño de la estabilidad de precios a corto y mediano plazo.

El tercero aspecto, es que el Gobierno recompra igual deuda de corto plazo; con ello no sólo mejora su perfil de deuda, sino que así como no incurrió en el costo de emitir con una desfasada prima de largo plazo, adquirió deuda de oportunidad pues el mercado tenía, y aún tiene, el corto plazo en niveles muy baratos frente a las expectativas de inflación y del Banco de la República que acaba de reducir la tasa de intervención de 3,5 a 3 por ciento.

De acuerdo con las autoridades monetarias del país, la operación de canje estuvo muy por encima de las expectativas del mercado.

Analistas del mercado señalaron que la decisión del Gobierno Nacional estaba orientada a recoger papeles que se vencían en el 2010 y 2015.

Los inversionistas recibieron títulos indexados a la UVR que vencen en los años 2013, 2017 y 2020 y cuyos valores están entre un billón 600 mil millones de pesos y un billón cien mil millones de pesos.

Teniendo en cuenta lo que perciben los analistas, estos títulos en UVR, según cómo se observe el panorama futuro de inflación y cómo afecte la inflación observada al mercado, pueden ser instrumentos de cobertura frente a un título a tasa fija, pero también ser un elemento de diversificación y un interesante instrumento que permite evaluar o racionalizar las expectativas y los precios. Entre 2006 y 2008 se observó que las emisiones privadas no sólo preferían mantenerse a corto y mediano plazo, sino que las empresas se inclinaban principalmente por hacerlo en DTF.

¿Por qué endeudarse a largo plazo y a tasa fija si el ciclo finalizaría en 2008? Pero los inversionistas tenían a su vez preferencias; finalmente no se trata sólo de qué desean los emisores. En ese caso preferían instrumentos a tasa fija y a mayor plazo. Las preferencias se han invertido desde 2009: ahora las empresas quieren emitir a largo plazo y tasa fija, pues el ciclo bajista de las tasas del Banco de la República está algo próximo a su fin.


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