
La situación económica del país en el 2009, fue crítica. Se presentó la segunda recesión en 10 años, suficiente para afectar a sectores fundamentales como el de la industria manufacturera, que es una gran generadora de empleo.
Esta situación en una perspectiva de más largo plazo es preocupante porque, si de algo se preciaba Colombia antes de los años noventa, era de su capacidad para crecer aun en las circunstancias más adversas, así la tendencia de largo plazo no fuera la más favorable. En los años ochenta, por ejemplo, la economía colombiana se enorgullecía de mantener un crecimiento positivo, a pesar de que para toda América Latina esa fue una “década perdida”.
Según el analista de la Asobancaria Daniel Castellanos, “hoy, por el contrario, la tendencia de largo plazo sigue sin impresionar y los ciclos parecen haberse magnificado, no suavizado. En la última década crecimos -4,2 por ciento en 1999, 7,5 por ciento en 2007 y alrededor de 0 por ciento en 2009. Ha sido una década notable por su volatilidad. Sin embargo, Colombia no tiene una estrategia exitosa de crecimiento acelerado y sostenido de largo plazo, que genere bienestar para todos”.
Sin duda el 2009 fue un año malo, en un entorno particularmente difícil y que nos pudo ir peor. No obstante, los resultados son decepcionantes principalmente porque hace sólo dos años crecimos 7,5 por ciento, después de un período de aceleración que nos estaba convenciendo de que, si lográbamos superar el problema estructural de la violencia, la tasa de crecimiento tendencial daría un salto favorable.
La triste realidad es que Colombia no logró sostener un crecimiento superior a 7 por ciento ni un año, cuando lo que el país necesita es crecer por lo menos a esa tasa anual durante, como mínimo, una generación.
Señala Castellanos que “una nota positiva del año 2009, que no se puede dejar pasar por alto, es que tuvimos una recesión económica pero no una crisis financiera. Por el contrario, el desempeño del sistema financiero fue satisfactorio. Los resultados de la banca son tanto más notables cuanto que fue en el sistema financiero internacional que se gestó la crisis económica. En Colombia, por el contrario, la buena salud de los intermediarios financieros sirvió para mitigar la crisis, no para acentuarla.
Otro factor que realza los resultados del sistema financiero es el hecho de que se dieron en un contexto de desaceleración del crecimiento de la cartera de créditos. Según las últimas cifras disponibles, las utilidades del sistema financiero vienen creciendo 12,1 por ciento en términos reales. De esta cifra, 7,6 puntos porcentuales son explicados por el margen y 8,2 puntos por los ingresos netos diferentes de intereses. Esto refleja el hecho de que la gestión de las inversiones de portafolio fue crucial para los resultados de los establecimientos de crédito en 2009. Esta gestión fue favorecida por la considerable valorización que mostraron algunos activos financieros, en particular los bonos de deuda pública y las acciones.
De otro lado, a pesar de que se proyecta un mejor desempeño económico para 2010 que el observado en 2009, será más difícil para la banca repetir los buenos resultados de este año. Esto es así por dos razones principales: primero, se arranca el año con una muy baja dinámica de la cartera, y segundo, es muy improbable que durante 2010 se vuelvan a repetir las valorizaciones de activos que se observaron durante 2009.
Para 2010 la Asobancaria ve la misma recuperación modesta que ve todo el mundo, pero con una pizca más de pesimismo. “En materia de crecimiento, creemos que éste puede rondar alrededor del 2 por ciento, algo por debajo del consenso del mercado.
Proyectar un crecimiento superior al 2 por ciento para el otro año, nos parece más un acto de fe y optimismo, que algo sustentable en los datos observados”, indica el analista.
De igual manera, se prevé un ligero repunte de la inflación, que la llevará a la meta puntual de largo plazo del Banco de la República (3 por ciento).
Estas proyecciones son consistentes con un incremento modesto, de unos 50 puntos básicos, en la tasa de intervención del Banco de la República.
Con este escenario, la cartera financiera deberá iniciar un proceso de recuperación, de modo tal que a final de 2010 podría estar creciendo cerca de 8 por ciento real para la total y una cifra similar para la comercial. Esperamos una menor dinámica para la de consumo, en especial por las limitaciones que impone la evolución de la tasa de usura y que el desempleo por lo menos se mantenga en el 11 por ciento.
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