Si la coyuntura actual de la economía fuera otro, el país podría celebrar las cifras negativas del IPC, sin embargo el panorama es bien diferente para las clases más necesitadas.Mientras el Gobierno se frota las manos por el comportamiento negativo de la inflación por segundo mes consecutivo durante este año, la posibilidad de presentarse una deflación en Colombia se abre paso y con ello aumentan los riesgos ante este panorama.
Muestra de esta situación es que en ninguno de los meses analizados por el Dane, el Índice de los Precios al Consumidor, IPC, se ha acercado a la barrera del uno por ciento y por el contrario, tanto en junio como en julio con variaciones de -0,06 por ciento y -0,04 por ciento, se abre paso una deflación sin precedentes en el país.
Aunque tener el indicador de la inflación a la baja es más positivo como elemento político para el Gobierno, ante la situación actual de la economía que atraviesa por una recesión y que no está blindada ante los acontecimientos que se presentan a nivel global, la lectura del costo de vida es otra, sobre todo cuando la deflación es un hecho que está presente a la hora de evaluar los precios y la capacidad de pago.
“El momento coyuntural de la baja inflación, no se debe a una política estratégica del Gobierno ni a medidas estructurales para bajar el costo de vida de los colombianos. Este hecho se presenta como resultado de la profunda recesión que vive el país, en que la gente tiene poca capacidad de compra. Es que si tenemos en cuenta una familia promedio de estrato dos o tres conformada por cuatro personas, apenas cuenta con lo suficiente para sobrevivir. Es que ni siquiera pueden aprovechar las ofertas. Por eso se ha presentado una caída de la inflación”, asegura el analista de la Universidad Nacional, Jorge Rodríguez.
Elementos de juicio
Este punto de vista es corroborado por el investigador Bernardo Ramírez, quien asegura que “a la caída de la inflación hay que ponerle mucha atención, porque no es un logro que quiere mostrar el Gobierno. Desde luego que en algunos sectores como en el de los créditos de vivienda atados a la UVR, está favoreciendo a muchas personas, pero en lo que tiene que ver con la compra de alimentos y productos fundamentales de la canasta familiar, incluidos los servicios, en nada ha favorecido a los ciudadanos. Acaso es que la luz está más barata o el agua, o las pensiones de estudio de los muchachos. Eso no ha bajado”.
Sobre el costo de vida, el analista Rodríguez va más allá y sostiene que “cuando le gente va al supermercado a comprar los productos necesarios para alimentarse, allí se da cuenta que el cuento de una caída de la inflación no existe. El precio del arroz no ha bajado, ni el del azúcar, ni el de la papa, y ni que decir de los productos de aseo tanto de uso personal como para el hogar. Esos artículos están por las nubes”.
Lo peor de todo es que este panorama puede ser más desalentador si la sombra de una deflación se convierte en realidad. “Eso demostraría que la recesión económica no le permitirá a los ciudadanos ni siquiera realizar las compras fundamentales para poder sobrevivir sin problemas. No nos engañemos, las deflación está a la vuelta de la esquina, por eso sería bueno que Gobierno cambiara su apreciación sobre el costo de vida, y más bien empezara a estudiar la adopción de un plan B para reactivar el consumo con subsidios para la gente de escasos recursos que ni siquiera con poca inflación tiene lo necesario para comprar alimentos”, sostiene Ramírez.
Otro elemento que se suma a esta oscura situación de la economía, es el alto desempleo que está golpeando con fuerza a los hogares. Con una tasa de 12,5 por ciento en junio de este año, las familias han perdido su capacidad de compra. En muchos casos, uno de los miembros del grupo familiar, han dejado de trabajar y de aportar. “Ese es otro punto que se debe tener en cuenta, ya que hay por lo menos dos millones quinientos mil colombianos que están sin puesto y desesperados porque, así los alimentos o los productos de la canasta estén bajando, no consiguen comprar. Ese es el verdadero drama, pero si el país va llega a tener una deflación, las cosas van a empeorar”, asegura el analista de la Universidad Nacional.
Según el informe del Dane, la cifra de inflación de julio con -0,04 por ciento fue inferior en 0,52 puntos porcentuales a la de julio de 2008 cuando la variación fue del 0,48 por ciento, y no se presentaba desde 1962.
En lo corrido del año 2009, es decir, entre enero y julio, el indicador presentó un aumento del 2,18 por ciento. Esta tasa es menor en 4,35 puntos porcentuales a la del mismo periodo del año anterior, cuando el promedio fue de 6,53 por ciento. Para los últimos 12 meses (agosto de 2008 - julio de 2009) el índice de inflación presentó una variación de 3,28 por ciento.
Hay menores presiones inflacionarias
Los indicadores de inflación básica continuaron disminuyendo y las expectativas de inflación de mediano y largo plazo se sitúan cerca del límite superior del rango meta de largo plazo fijado por la Junta (3 por ciento+/- un punto porcentual).
El comportamiento de los precios indica que la debilidad de la demanda interna y externa, las menores expectativas de inflación y la caída en los precios de los productos básicos frente al nivel máximo alcanzado en 2008, se están reflejando en menores presiones inflacionarias. La Junta prevé que la inflación anual termine el año por debajo del límite inferior del rango meta (4,5 por ciento).
En opinión de los directores del Emisor, la actual postura de la política monetaria permite la consolidación de la reducción de la inflación hacia sus metas de largo plazo.
Otro de los directores pidió evaluar el impacto de las distintas modalidades de intervención cambiaria y propuso una reducción de 50 puntos básicos de la tasa de interés de intervención del Banco. Lo anterior teniendo en cuenta una brecha del producto crecientemente negativa, reflejada en la continuación del deterioro de la economía y del aumento del desempleo; así como los crecientes riesgos de índole comercial para Colombia de parte de Venezuela y Ecuador.
A esto se le suma la acentuada revaluación del peso, una de las más altas de la región y superior a la de nuestros principales competidores y un índice de inflación que es el más bajo de los últimos 47 años, y que seguirá reduciéndose en los siguientes meses hasta hallarse al final de 2009 muy por debajo de límite interior del rango meta.

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