
Con la salida de Gabriel Silva de la Gerencia General de la Federación Nacional de Cafeteros, el gremio que agrupa a 500.000 caficultores del país podría correr la suerte de convertirse en un foco de tira y afloje de los partidos políticos.
Este es el principal temor que hoy ronda a muchos caficultores de toda la vida, que ven en este momento coyuntural un peligro mayor, dado el apetito voraz de los políticos por hacerse a uno de los mejores cargos del país. Incluso, muchos de ellos creen que como el Gobierno tiene voz y voto dentro de la Federación, aprovechará la ocasión para proponer un candidato que sea afín a sus intereses políticos.
“Con la salida de Gabriel Silva ganó el Gobierno pero perdió la Federación de Cafeteros, ya que su aporte durante el tiempo que estuvo como Gerente, fue muy valioso ya que le dio otro talante a la caficultura colombiana”, aseguró el empresario cafetero Bernardo Mejía.
Precisamente ayer los caficultores de Risaralda y de Caldas expresaron su preocupación de que con el cargo acéfalo, el Gobierno quiera politizar el nombramiento del reemplazo de Silva, sobre todo teniendo en cuenta el actual momento preelectoral del país.
En la baraja de candidatos para ocupar la silla de la Gerencia figuran el ex ministro Juan Camilo Restrepo, la presidente de Procafecol, Catalina Crane, el director General de la Organización Internacional del Café (OIC) Néstor Osorio, el gerente Comercial de la Federacafé, Juan Lucas Restrepo y el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) Luis Carlos Villegas.
Durante los siete años que estuvo al frente de la Federación, Gabriel Silva se convirtió en el cuarto gerente desde la fundación del gremio cafetero en 1937.
El poder
La Gerencia la han desempeñado por lo general personas que han permanecido mucho tiempo en ese cargo, considerado uno de los más apetecidos en el país, dadas las influencias y poder que maneja. El primer Gerente fue Manuel Mejía Vallejo, quien estuvo desde 1937 hasta 1958, cuando lo sucedió Arturo Gómez Jaramillo, quien tuvo que lidiar las más grandes crisis y bonanzas cafeteras de la historia, junto a seis Presidentes y 17 ministros de Hacienda.
A Gómez Jaramillo lo siguió Jorge Cárdenas Gutiérrez, quien estuvo al frente de la Federación desde 1983 hasta el 2002, cuando le cedió el lugar a Gabriel Silva.
Desde el momento en que Silva tomó el control, lo hizo en medio de la peor crisis en la historia de la caficultura. Hace siete años se creía que el café era el pasado de Colombia. Hoy el panorama es muy diferente. Silva, sin duda, fue el alma de esa reinvención de la caficultura y de la Federación.
Durante su gestión, la institución se deshizo de todas las inversiones que nada tenían que ver con el café. Redujo en dos terceras partes el tamaño de la organización y apalancó los recursos propios con aportes de cooperación internacional y del Gobierno.
Cambió el paradigma de la caficultura pasando de una actividad de exportación de materias primas a una industria generadora de valor agregado. Las Tiendas Juan Valdez, los cafés especiales, la industrialización, son ejemplos de esa estrategia.
Igualmente, le apostó a que el café tiene más futuro que pasado. Silva embarcó a la caficultura en una estrategia de renovación productiva y de relevo generacional que va a llevar la producción de Colombia de 12 millones de sacos a 17 millones en 2014.
Quizás el mejor indicador del cambio ocurrido es que el café es otra vez orgullo nacional y está en la agenda del país. Lo que parecía una actividad del pasado hoy vuelve a ser protagonista de la economía nacional.
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