jueves, 16 de abril de 2009

Poco interés en créditos para compra de bienes


El anuncio hecho por el Gobierno de ayudar al sector automotor y el de electrodomésticos, con créditos blandos, no ha tenido los efectos esperados.

Todo indica que el programa que el Gobierno implementó para darle liquidez al mercado y reactivar el consumo, no está dando los resultados esperados, por lo menos en el corto plazo. Así se desprende de los síntomas negativos que siguen mostrando la industria y el comercio, principalmente el de bienes durables.

La última medida anunciada por la Casa de Nariño comprendía la adopción de un cupo de crédito por 500.000 millones de pesos para levantar al sector automotor, dividido en dos partidas de 250.000 millones cada uno.

La primera pretendía incentivar la compra de vehículos de gama baja y pick up de producción nacional, proporcionando liquidez a los intermediarios financieros con una tasa de redescuento suave. El segundo cupo incentivaría la demanda de productos del sector de electrodomésticos de producción nacional. En este caso, los bancos colocan los créditos, haciendo uso de una tasa de redescuento igual a la de primer cupo, pero los beneficiarios son las mipymes (créditos hasta 2.000 millones de pesos) y las grandes empresas (créditos hasta 7.000 millones de pesos) del sector.

Los créditos a las mipymes podrían acceder a las garantías del Fondo Nacional de Garantías.

Con semejante ayuda, se creyó que inmediatamente los consumidores iban a acceder a estas facilidades de créditos, teniendo en cuenta la reducción de las tasas de interés y la caída de la inflación. Pero la situación sigue igual.

De acuerdo a expertos del mercado como Rodrigo Mendoza, “esas ayudas pueden ser útiles y atractivas cuando la economía tiene ciclos tradicionales de caídas con momentos coyunturales idóneos, pero en este momento, cuando el desempleo está afectando la población y la crisis internacional ya está haciendo de las suyas en todos los sectores, no tienen la receptividad que espera el Gobierno”.

En este mismo sentido, los analistas de Fedesarrollo se preguntan si la medida es oportuna y si es el remedio adecuado, dada la enfermedad, “si la metodología para escoger los sectores a intervenir es la más apropiada, y si el programa recién anunciado es consistente con otros lineamientos de política pública”.

Caída industrial

Señala la institución que la desaceleración del sector manufacturero que inició en mayo de 2008, se ha profundizado de manera importante. En enero de 2009 la producción industrial decreció 10,7 por ciento y el empleo del sector cayó 6 por ciento con respecto al mismo mes de 2008.

“Si bien la caída es bastante generalizada, la desaceleración de la demanda doméstica y externa observada en los dos sectores objeto de los cupos de redescuento parecieran justificar una intervención contracíclica focalizada.

En efecto, en los últimos doce meses, entre febrero de 2008 y enero de 2009, la producción real manufacturera se contrajo el 4,8 por ciento, y ello es explicado de manera importante por la contracción de la industria de vehículos automotores.

Después de mostrar una dinámica exportadora sin precedentes, con crecimientos anuales en dólares, de 233 por ciento en el 2004 y de 52 por ciento en 2007, durante el 2008 las ventas externas cayeron 52 por ciento y las domésticas 13 por ciento en promedio entre enero de 2008 y febrero de 2009.

Estos indicadores estarían mostrando la necesidad de una reactivación de la demanda doméstica. La demanda externa, particularmente la de Venezuela, no tiene una buena perspectiva y, de cualquier manera, está completamente por fuera de la influencia de la política pública colombiana.

A pesar de que la justificación de la intervención es evidente, es factible que la misma, por problemas de oportunidad, no tenga el efecto esperado. En 2008 las tasas de interés eran muy elevadas y las de crédito de consumo se ubicaban en 25.5 por ciento.

Los analistas consideran que “no fueron tenidas en cuenta ni las señales de los mercados ni las expectativas de los agentes económicos”.

Pero por otra parte, los investigadores económicos señalan la falta de coherencia del programa de ayudas para incrementar la demanda de automóviles de baja gama, con el esfuerzo que el Gobierno Nacional ha mostrado en cofinanciar los sistemas de transporte masivo en las principales ciudades del país, ni con el mantenimiento de altos precios de la gasolina para alimentar el Fondo de Estabilidad de los Precios de los Combustibles, FEPC, ni con la intención, plasmada en el proyecto de reforma tributaria territorial, de aumentar los impuestos de rodamiento.


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