
Los temores que se tenían en Colombia de que el Tratado de Libre Comercio no fuera aprobado este año por el Congreso de Estados Unidos finalmente se confirmaron ayer cuando se cerraron oficialmente las sesiones extras del cuerpo legislativo.
Ingenuamente, y hasta último momento, el Gobierno colombiano creyó que los congresistas estadounidenses debatirían a última hora su veredicto del TLC y darían su aprobación al acuerdo.
El congresista Albio Sires, representante republicano en el Capitolio de Washington, dijo a los medios que con la legislación concentrada y aprobando el paquete de ayudas para los 3 colosos de la industria automotriz de EEUU, ya terminó oficialmente el periodo de sesiones extra del Legislativo, conocido como Lame Duck. Este periodo era la única ventana posible para aprobar el TLC antes de que terminase el año, algo por lo que abogaron todo este 2008 tanto la administración de Álvaro Uribe como el presidente George Bush desde la Casa Blanca.
Para Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores (Analdex), “esta es una situación negativa para el país, pero también hay que ver el lado positivo, ya que toca esperar la posesión del nuevo gobierno de Estados Unidos para ver qué posición toman con respecto al Tratado”.
Para el dirigente gremial, la posición de los demócratas, que han sido los más fervorosos oponentes al TLC debido a sus exigencias en derechos humanos y a la situación de los sindicalistas y trabajadores colombianos, “una cosa es una posición en plena campaña presidencial y otra la oficial de un gobierno. Además, dentro del equipo económico del presidente Barack Obama hay funcionarios que conocen bien la situación de Colombia, como es el caso del secretario de Comercio, Bill Richardson, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton. De todos modos, Colombia debe aprovechar que por lo menos hasta finales de 2009 tiene aprobados los auxilios arancelarios del Apdea”.
Los retos
Tanto el presidente Álvaro Uribe como los gremios privados sabían que de no aprobarse en la primera parte de este año, era muy difícil que los congresistas norteamericanos dieran su respaldo al acuerdo, sobre todo en un año con plena campaña presidencial.
El congreso estadounidense regresa a legislar el próximo 6 de enero, pero lo que marcará la agenda será, inevitablemente, el paquete de estímulo económico para la economía interna, poniendo en segundo plano el TLC.
Antes de comenzar a debatir siquiera el TLC en el Congreso, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, había afirmado que los demócratas estaban dispuestos a trabajar con el presidente George W. Bush para votar el tratado comercial con Colombia, pero no bajo su calendario.
Más adelante, Bush acusó a Pelosi de “matar” el TLC con Colombia, por haber demorado indefinidamente su votación. En un comunicado, la dirigente ha señalado que el TLC será aprobado cuando proceda: “Al eliminar el plazo restrictivo para votar el TLC, los demócratas votaron por primar las necesidades económicas de los ciudadanos estadounidenses” por encima del acuerdo comercial, afirmó Pelosi.
Precisamente, uno de los factores en contra del Tratado fue que coincidió con el estallido en Estados Unidos de la burbuja financiera por culpa de las subprime, y con la entrada en recesión de la economía, una situación que desvió toda la atención en Washington.
Este hecho fue el que precisamente no valoró el Gobierno colombiano, que sin ahorrar gastos y esfuerzos hizo un lobby forzando las negociaciones en el momento menos oportuno.
Aunque en varias oportunidades el Gobierno nacional había reconocido que era incierta la ratificación del TLC en el Congreso de Estados Unidos durante el 2008, tenía la esperanza que con un último esfuerzo el Legislativo diera su aval este año.
John Murphy, vicepresidente de Asuntos Internacionales de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, dijo que algunos estudios han demostrado que si se llega a firmar el TLC habría un aumento de más de 2.000 millones de dólares de la cifra actual, “por ejemplo, con Chile hemos tenido grandes alcances y se han triplicado los ingresos, por eso nos atrevemos a decir y asegurar que con Colombia los resultados serían impresionantes”.
Ahora le resta al Gobierno colombiano esperar a que el nuevo Gobierno de Estados Unidos tome posesión el próximo 20 de enero para conocer en realidad cuál es la posición del equipo económico del presidente Barack Obama, o si finalmente se le da un entierro de tercera al acuerdo comercial.
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