
La disminución en la liquidez de las empresas tiene con los pelos de punta no solo a los empresarios sino a proveedores y a los bancos. Este indicador que mide la relación entre el activo y el pasivo corriente, cayó 6 por ciento desde diciembre del 2008 a diciembre del 2009, al pasar de 95,8 por ciento a 89,6 por ciento.
Pero ¿cuáles son los factores que han incidido para este comportamiento? Según el analista del Bancolombia, Daniel Niño, “la disminución de este indicador es explicada por la reducción en el saldo de inventarios y en las cuentas por cobrar de 19,5 por ciento y 16,5 por ciento, respectivamente”.
Sin embargo, el analista destaca que durante el periodo analizado, el retorno sobre los activos de las empresas aumentó al pasar de 5 por ciento a 5,4 por ciento.
Para el analista de Gerardo Rojas, la situación de liquidez en las empresas no es como para preocuparse, ya que ese comportamiento es normal, cuando hay un desbalance, pero esa situación puede enderezarse al mejorar el comportamiento de la economía. Si crece la demanda de productos, las empresas van a salir de sus inventarios y desde luego habrá más cuentas por pagar. Eso va a permitir que las compañías aumenten su liquidez sin problemas, lo que les permitirá aprovechar oportunidades financieras”.
En el mismo informe del Bancolombia, se estableció que la cobertura de intereses mejoró a lo largo del año pasado al caer para las empresas de los sectores transable y no transable. En efecto, este indicador alcanzó a ubicarse en promedio en 63 por ciento.
“En definitiva, la capacidad de pago de las empresas mejoró si se tienen en cuenta los indicadores de rentabilidad y de cobertura de intereses. Sin embargo, vale la pena resaltar que se observa un deterioro en el nivel de liquidez de las empresas”, señala Lozano.
Por sector económico, la industria manufacturera tiene la mayor participación dentro del total del crédito comercial. A diciembre de 2009 representó el 33,6 por ciento del total de la cartera comercial. Este nivel de concentración indica que choques negativos en la actividad se pueden transmitir más fácilmente al sistema financiero.
El análisis señala que la crisis financiera actual ha afectado en mayor medida a la industria, hecho que ha redundado en un aumento en la morosidad, al tiempo que en un aumento en la cartera riesgosa comercial.
El nivel de endeudamiento de los hogares (total de créditos hipotecarios y de consumo otorgados como porcentaje del PIB), muestra una leve recuperación y se ha estabilizado en niveles cercanos al 11,4 por ciento.
Destaca el estudio que el nivel de endeudamiento se ubica en un nivel significativamente inferior al máximo histórico de 16,5 por ciento, que se observó en septiembre de 1998. A su vez, durante el año pasado, la carga financiera de los hogares se redujo. Esto permitió a los hogares dirigir una mayor parte de su ingreso al consumo o al ahorro. Este alivio en el endeudamiento de los hogares se ha traducido en una disminución de los indicadores de morosidad, incluso si se mantienen altos los niveles de desempleo.
Asimismo, indica el Bancolombia, que la carga financiera está determinada fundamentalmente por la cartera de consumo. En efecto, la tendencia creciente y acentuada de la carga financiera de la cartera de consumo se comenzó a observar desde 2006, y aunque en 2009 empieza a ceder, aún se encuentra en un nivel alto.
El análisis de Lozano explica también y expone los desafíos y acciones para que el país regrese a un alto crecimiento económico, sostenible, frente al entorno actual.
Para ello puntualiza que “una vez estabilizada la economía colombiana, se requiere orientar los esfuerzos para alcanzar la ejecución de una más sana política fiscal.
Aunque Colombia ha dado pasos en la dirección correcta, como ha sido el de elevar los ingresos tributarios mediante una menor evasión, tendrá que tener normas más simples que disminuyan más la evasión y la elusión”.
En este sentido, el gobierno logró que sus niveles de deuda se redujeran de manera sustancial, pero a velocidades más lentas que otros países de la región. Señalan los analistas que “se requiere elevar el ahorro público a través de una regla fiscal que acelere la reducción de la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), pero además que haga menos vulnerable al sector productivo a los flujos de dólares por deuda pública o por crecientes ingresos del sector de bienes básicos.
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