miércoles, 14 de octubre de 2009

Desempleo y pocas ventas frenan crecimiento del país


Si se atiende con eficiencia la solución a los problemas coyunturales, podría cambiar la tendencia del Producto Interno Bruto.

La situación comercial con Venezuela y Ecuador, la recesión de la industria, el desempleo, la alta carga financiera de los hogares y la pérdida de consumo, son las cinco plagas que están frenando el crecimiento económico del país. Los expertos consideran que a pesar de estos males coyunturales, Colombia debe darse por bien servida a la hora de evaluar el impacto de la crisis financiera global, y que por ello podrá recuperarse en menor tiempo si encuentra las soluciones a estos inconvenientes.

“De los países de la región, Colombia salió bien librada frene a países como Venezuela, Ecuador o Bolivia, que están en peor situación. Una de las razones fue el buen momento del sistema financiero, que sirvió como colchón al impacto global, pero si se atiende con eficiencia el comercio exterior, así como el desempeño industrial y se ataca el desempleo, se podrá mejorar la capacidad económica de los hogares y por consiguiente del consumo”, señaló el analista Bernardo Ramírez.

Con esta apreciación coincide un informe reciente de la Asobancaria, en el que destaca que “la recesión actual en Colombia es moderada. El menor tamaño de los desbalances macroeconómicos, la mayor solvencia fiscal y externa, y la solidez del sistema financiero, permitieron que el choque externo tuviera consecuencias menos negativas que en oportunidades anteriores. Los mejores fundamentales condujeron a que el deterioro de la confianza no fuera tan pronunciado, de manera que las expectativas de devaluación de la tasa de cambio no fueron exageradas ni los precios de los activos domésticos sufrieron una caída tan prolongada como en otros eventos”.

Señalan los economistas que con base en la mejor estabilidad macroeconómica y financiera de la economía en esta oportunidad, se pudo permitir la flotación de la tasa de cambio y se adoptaron una postura monetaria estimulante y una estrategia fiscal neutral. Como los mercados financieros domésticos resistieron la coyuntura adversa, la política monetaria se transmitió con fluidez a los diversos agentes.

De otro lado, la sensatez de los intermediarios y el ejercicio de una política monetaria contra-cíclica y prudencial durante el auge que precedió al choque externo, previnieron un desbordamiento del crédito y salvaguardaron la solidez, la solvencia y la rentabilidad del sistema financiero. Este, en consecuencia, está en capacidad de proveer la oferta de crédito que se demande para financiar la recuperación.

Sin embargo, puntualiza la Asobancaria, por el lado de la demanda hay algunas limitaciones. En primer lugar, la situación comercial con Ecuador y, sobre todo, con Venezuela, impide una reacción muy vigorosa de los ingresos por exportaciones a la mayor demanda mundial y a la reactivación del comercio internacional. En segundo lugar, la carga financiera de los hogares obstaculiza un repunte dinámico de la demanda por crédito y, por tanto, del consumo de bienes durables de los hogares.

En tercer lugar, el creciente desempleo, magnificado por la rigidez de los salarios y los altos costos laborales no salariales, tampoco favorece la expansión del consumo privado. En cuarto lugar, el creciente exceso de capacidad sin utilizar retarda un rápido repunte de la inversión. Y en quinto lugar, el estímulo fiscal es mínimo y, como el balance público se deteriora con facilidad, amenazando la solvencia gubernamental, tal vez no puede prolongarse por mucho tiempo.

Por tanto, urge mantener el estímulo monetario. Por fortuna la inflación es decreciente y las expectativas permanecen ancladas cerca de las metas de mediano plazo. El Banco de la República ha estimado que hay menos riesgos de que la inflación se desborde y más de que el crecimiento se desacelere, por lo cual recortó en 50 puntos básicos su tasa de interés de intervención, dejándola en 4%.

Con esta tasa y con el escenario de recuperación mundial previsto por el FMI, Asobancaria mantiene su pronóstico de un leve decrecimiento de la economía colombiana en 2009 de -0,3 por ciento y una recuperación moderada en 2010, entre 2,5 por ciento y 2 por ciento, con sesgo hacia el límite inferior del intervalo).

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el ritmo de la recuperación varía entre regiones de acuerdo con el detonante de la recesión, o con el vehículo a través del cual fue transmitida a cada una de ellas. En las economías que la experimentaron como consecuencia de crisis financieras, como Estados Unidos, la reactivación es considerablemente más lenta que en aquellas donde fue transmitida por el descenso de la confianza, el desplome de la demanda mundial y la sequía de los flujos externos, como la colombiana. En consecuencia, la recuperación será más dinámica en las economías emergentes que en las avanzadas, de allí que se contemple que Colombia, de resolver las cinco plagas, pueda recuperarse muy pronto.

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