
Si el año pasado el comportamiento de las exportaciones y de las importaciones fue muy dinámico, este año será a otro precio debido a los factores externos que hoy afectan a los principales socios comerciales del país. Tanto la situación de Estados Unidos –nuestro principal comprador y vendedor-, como la de Venezuela, Ecuador y la Unión Europea, hacen prever que las ventas externas se reducirán en valor, lo que repercutirá en el comportamiento general de la economía.
Sin duda, una de las principales razones está no solo en la disminución de los pedidos, sino también en los precios. Actualmente las cotizaciones de las materias primas no son las mejores para los exportadores. De continuar así, se abrirá un gran hueco en los recursos del país.
Un análisis de Fedesarrollo indica que en 2008 las exportaciones fueron el componente de la demanda que exhibió mayor dinamismo. A septiembre de 2008, los ingresos por ventas de bienes al exterior crecieron 39 por ciento, impulsados principalmente por el rubro de petróleo y sus derivados, y con un crecimiento de 18,2 por ciento en las exportaciones tradicionales.
Sin embargo, al analizar las exportaciones por volumen el panorama no es tan halagador: mientras que las tradicionales experimentaron un crecimiento de 3,1 por ciento en los primeros nueve meses del año, las no tradicionales cayeron 4,9 por ciento, lo que pone en evidencia la desaceleración de la demanda externa, que puede llegar a agravarse este año.
Así, si los precios se reducen, la caída en ingresos por exportaciones puede ser sustancial. En efecto, el deterioro en el panorama externo representa el mayor riesgo para la economía colombiana en 2009, dado que la fuerte dependencia del comercio exterior colombiano hacia Estados Unidos, país al que vendemos el 41 por ciento del total de las exportaciones (cerca del 70 por ciento corresponde a combustibles), ubica a Colombia entre los países más vulnerables de la región.
Impacto de precios
Por otra parte, el impacto de los menores precios del petróleo, que actualmente se encuentran por debajo de 40 dólares el barril (en comparación con los 100 dólares que mantuvo en promedio en 2008 y los 145 dólares que alcanzó), afectará la economía colombiana en dos sentidos. De un lado, disminuirán los ingresos por la venta de energéticos y se podrían frenar algunos proyectos de inversión extranjera directa, a la vez que tendrá también un impacto negativo por cuenta de una fuerte desaceleración de la economía venezolana.
La caída en el precio del petróleo podría llevar a Venezuela a crecer por debajo de 2 por ciento en 2009, después de registrar una tasa promedio superior al 10 por ciento en el período 2004-2008. El año pasado el hermano país tuvo una inflación del 30 por ciento. El enfriamiento de la demanda del país vecino tendrá consecuencias negativas sobre algunos sectores exportadores colombianos, en especial los no tradicionales, que han desarrollado una fuerte dependencia de las ventas a Venezuela.
De hecho, en la más reciente Encuesta de Opinión Empresarial las expectativas de exportación alcanzaron su nivel más bajo en doce años, donde uno de los indicadores más desfavorables fue el de la opinión sobre la situación del país comprador.
El deterioro del panorama internacional podría llevar a las exportaciones, entonces, a crecer a tasas cercanas al 2,7 por ciento en 2009, después de registrar un crecimiento de 7,6 por ciento en 2008.
De otro lado, las importaciones también se caracterizaron por un gran dinamismo en 2008. La brecha formada en la época de auge económico entre demanda agregada y producción nacional, originó un incremento forzoso de las compras externas (que evitó que la inflación creciera aún más), que aumentaron a tasas superiores al 15 por ciento en los años 2005, 2006 y 2007. En los primeros seis meses de 2008, las importaciones se beneficiaron de la revaluación del peso y del dinamismo en la compra de bienes de capital, pero el enfriamiento de la demanda, la devaluación y los mayores costos de los créditos disminuyeron su crecimiento a finales del año pasado a niveles del 8,7 por ciento. En 2009, el mediocre comportamiento del consumo y los menores planes de expansión de las empresas, originarán una mayor reducción de las compras al exterior, cuyo crecimiento rondará el 5,5 por ciento.
Como consecuencia de esta situación, el balance en cuenta corriente se deteriorará en 2009 y registrará un déficit de 2,6 por ciento del PIB, superior al 2,1 por cieno del PIB que se proyectaba para 2008. El financiamiento de este déficit puede verse limitado por el deterioro de las condiciones de liquidez en el exterior, lo que afectaría el ahorro externo que financia actualmente (de manera holgada) ese déficit. La inversión extranjera directa, por lo tanto, se reduciría de más de 10.000 millones de dólares en 2008 a cerca de 8.800 millones de dólares este año, por cuenta, además, de los menores precios de productos básicos.
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