domingo, 25 de enero de 2009

Jaque mate a la productividad


No se sabe dónde estaban los dirigentes gremiales, mientras en el Congreso los representantes de los trabajadores y los padres de la patria, celebraban el tránsito y la aprobación final de la ley que consagra la licencia laboral remunerada por luto.

En honor a la verdad nadie sabe dar razón con algún grado de aproximación a la realidad, acerca del lugar en el cual posiblemente se hallarían los dirigentes gremiales, mientras en el Congreso los representantes de los trabajadores y los padres de la patria, celebraban el tránsito y la aprobación final de la ley que consagra la licencia laboral remunerada por luto. Sin objeción alguna, sin que nadie lo pidiera a excepción del autor de la iniciativa, nos acaban de regalar una semana de descanso remunerado, para poder lloriquear cuando llegue la ocasión a nuestro cónyuge, a cada uno de los padres del trabajador, a cada uno de sus hijos, a cada uno de los hermanos y hasta a los hijos adoptivos. Como el texto legal no es del todo claro, es posible que la Corte Constitucional nos complete la lista de todos aquellos por quienes en el futuro tendremos el gusto de plañir en forma remunerada. Así mismo el legislador nos acaba de notificar que tal licencia por luto en nada afecta las restantes licencias a las cuales tiene derecho el trabajador y que encajan bajo el capítulo de “licencias por calamidad doméstica” de que trata el artículo 57 de Código Laboral. Unas son las muertes de los parientes descritos en la nueva ley 1280 de 2009 que causan las licencias por luto, y otras bien diferentes son las denominadas “calamidades domésticas” que según la cháchara del afectado, son de ocurrencia inagotable y pueden traducirse en múltiples días de vacación, pues se enmarcan dentro de los derechos adquiridos del trabajador que no tienen discusión y que por lo demás son exitosamente tutelables.

Las EPS a la luz de la nueva ley deben estar buscando en forma afanosa la manera de contratar psiquiatras y sicólogos que atiendan a la familia del trabajador en los duros trances que les ocasiona cada luto, pues el legislador en la abundancia de su imaginación asistencial no desamparó tampoco a la que se supone perturbada psique del afiliado y su núcleo familiar. Cabría preguntar ¿hasta dónde llegan las obligaciones económicas de una EPS que en cada ley les retoñan como contraprestación de la contribución que reciben?

En su momento la Ley Emiliani suscitó la envidia de los trabajadores del mundo cuando supieron que nos estábamos convirtiendo en uno de los países campeones en número de días festivos, que por artilugio de su traslado a los días lunes siguientes, multiplicó por tres el tiempo de ocio de cada uno de ellos. La discusión acerca de la oportunidad de desarrollo que tendría el sector turístico, primó en favor de la molicie estimulada por la ley. Hoy todos gozamos en silencio los puentes y los festivos en los cuales nadie trabaja pero tampoco conoce el motivo de tal vagancia remunerada. Todos resolvimos olvidar el efecto que esta ley tiene sobre la productividad, tema que algunos retoman como pretexto para justificar su irracionalidad en relación con las negociaciones del salario mínimo.

Otro día vinieron algunos y sin complejos convencieron al legislador acerca de la licencia remunerada con motivo de la maternidad, la cual posteriormente hicieron extensiva a los padres, a fin de compensarlo por el cansancio y la fatiga propios de las faenas del parto. Hoy de manera impúdica se habla de la “licencia de paternidad”, desde luego remunerada y que en último término es socorrida por el inagotable FOSYGA, prodigioso barril que guarda todos los tesoros y que no parece tener fondo para cubrir las novísimas e intempestivas cargas impuestas por los cambios legislativos y las sentencias de tutela que se empeñan en competir con la ley.

Desde luego los días de descanso remunerado que hasta ahora hemos mencionado, nada tienen que ver con aquellos que se producen de manera reiterada y que casi nunca se justifican en debida forma, los cuales nacen de las incapacidades que por lo general son consecuencia directa de toda clase de excesos y desmanes en los cuales suele incurrir cada semana el trabajador. Tampoco están relacionados con los denominados “permisos sindicales” que nutren las campañas proselitistas y reeleccionistas de los dirigentes sindicales y que mantienen vigentes sus fueros y privilegios. Tales permisos sindicales que a la postre son días en los cuales no se trabaja pero si se cobran completos, son materia de difícil negociación en cada convención colectiva, pues la tendencia se orienta hacia ganar más permisos por un mayor número de días.

Aunque el sentido común indica que las vacaciones de quince días hábiles remunerados están diseñadas para que el trabajador recupere sus fuerzas por la intensidad del trabajo desempeñado a lo largo del año, la jurisprudencia ha establecido que si bien es cierto que el cansancio no se puede anticipar, las vacaciones si pueden ser disfrutadas antes de que se configure el derecho a tal descanso. Por suerte el séptimo día de la creación el cual se hizo para el descanso del Señor, por la costumbre que también hace ley, hemos logrado modificar la divina vacación descansando dos días y trabajando los restantes cinco de cada semana. Y luego dicen que el trabajo es una maldición bíblica.

Lo que resulta particularmente curioso es que tanto el Gobierno que nada hizo ni nada dijo respecto de la licencia por luto, ni los gremios que tampoco ni dijeron ni hicieron nada cuando la Ley era un simple proyecto, se hubieran negado a intercambiar ideas sobre el nuevo calendario laboral frente al tema de la productividad, factor que tanto enrarece la negociación del salario mínimo. A solo veinte días del cierre abrupto e irracional de las discusiones sobre el salario mínimo, el Presidente de la República empieza a dolerse de la pérdida de los seiscientos mil empleos en el sector empresarial y el director del DANE registra una caída record de la producción como no se veía desde 1999 “cuando Colombia atravesaba una de sus peores crisis económicas”. En estas condiciones cómo será que el país piensa hacerle frente a los problemas recesivos que caracterizan la economía mundial y de manera más particular, ¿cuál será el nuevo modelo de organización de la producción para cuando Shakira y Piedad Córdoba logren volver a negociar una nueva versión del TLC con el señor Obama?


No hay comentarios: