jueves, 21 de junio de 2012

55 años de cambio permanente en el SENA




Estar presente a lo largo de más de medio siglo es una hazaña que sólo unas cuantas organizaciones en Colombia pueden contar. El SENA es una de ellas. Además, ocupa uno de los primeros lugares en el corazón de los colombianos.

Son once lustros manteniéndose vigente, dando respuesta a las necesidades del país, de las regiones, de las comunidades, de los sectores productivos y de los trabajadores y empresarios.

Esa vigencia institucional ha sido posible no sólo por la calidad y pertinencia de sus programas de formación y la mística de sus instructores y funcionarios (contratistas y de planta) sino, también, porque a lo largo del tiempo ha estado a la vanguardia  tecnológica en el país.

Basta con ver los modernos ambientes y metodologías de formación, donde el aprendiz, rodeado de las últimas  tecnologías, es el propio artífice de su proceso de formación. Es él quien investiga, prueba y comprueba. Y no puede ser otra manera: los roles de los trabajadores cambiaron radicalmente en los últimos 55 años.

Y lo hicieron porque la tecnología, los hábitos de consumo y los conceptos de competitividad, productividad y calidad, mutaron para generar cambios drásticos en las formas de producir o de prestar un servicio.

Una consecuencia de esos cambios  es el surgimiento de una nueva generación de aprendices que ahora lideran el cambio, bien como trabajadores o bien como gestores de sus propias ideas de negocios o de empresas innovadoras.


De la carreta al ‘Ferrari’

“Antes, todo era manual: los elementos gráficos, los textos y las fotos se montaban a mano con la ayuda de plantillas; los textos se redactaban en máquina de escribir; las reservas de fotografías se hacían en papel rojo. Al comienzo, todo se fijaba sobre el papel con cinta pegante. Después, se evolucionó a la ‘cauchola’. La última innovación fue la cera”, anota Enrique Páez Rodriguez, funcionario del SENA próximo a pensionarse, quien hace 36 años se formó en la Entidad como aprendiz de, lo que en ese momento se llamaba, Dibujo Publicitario.

Afirma Páez que, desde que se formó en la entidad, el aprendizaje ha cambiado radicalmente: “Hoy, todo es digitalizado. Toda pieza gráfica se diseña desde el computador, con programas especializados. La evolución tecnológica ha ido paralela con mi crecimiento profesional y personal pues, gracias a la Entidad, me profesionalicé en la Tadeo, adquirí casa y mis hijos pudieron formarse en una de las especialidades que imparte la Institución”.

Los sistemas para la impresión de revistas, folletos, afiches y toda pieza gráfica, también han sufrido una profunda transformación: “Se fotografiaba la hoja con una cámara de fotomecánica, la cual tocaba entregar a la mano, a partir del cual se producían unos negativos con los que se quemaban las planchas. Hoy, los archivos digitales se envían por correo electrónico o se colocan en unas bodegas digitales en Internet, con los cuales alimentan los computadores que accionan las máquinas de impresión”.


De la Olivetti al Laptop

Otro caso de la modernización del SENA es el relacionado con el programa de formación de Secretariado General, realizado hace un poco más de 40 años por Yolanda Martínez Gemade, hoy Asesora de la Dirección de Formación Profesional del SENA (redes de conocimiento de los textiles y del cuero).

“Cuando comencé, aprendí en máquinas manuales y eléctricas. Las aulas eran salones de cuatro paredes y  mesas donde estaban las máquinas de escribir para el aprendizaje de la digitación de textos. Todo lo que se realizaba dentro del proceso de formación tocaba imprimirlo en papel (cartas, comprobantes, etc). Hoy, todo el aprendizaje es mediante el uso intensivo de las TIC ; las aulas son espacios abiertos donde el aprendiz tiene acceso a toda la tecnología que requiera; nada se imprime en papel, todo es digital- Ofimática; el rol de la secretaria pasó a ser el de una asistente en diferentes aspectos: gestión, servicio al cliente, logística, en fin, todo lo que requiere una oficina, o un gerente”, anotó Martínez, quien ha hecho carrera en el SENA donde ha sido mecanotaquígrafa, secretaria, oficinista, técnica, profesional, subdirectora (e) de centro y ahora, asesora.

Yolanda no duda en reconocer la importancia de los aprendizajes realizados en el SENA, en diferentes áreas, incluida la secretarial: “Los conocimientos aprendidos como secretaria los he aplicado a lo largo de mi vida profesional, mucho antes de graduarme en el Externado como administradora de empresas. Eso sumado a mi participación en eventos de formación, en Colombia y el extranjero, me han permitido desarrollarme como persona y como profesional”.


La historia del SENA ligada a la de Colombia

Transcurría 1957 cuando Rodolfo Martínez Tono se embarcó en el sueño que se convertiría en la que sería la obra de su vida. Él no imaginaba que aquella idea concebida a la orilla del lago Leman, en Suiza, durante una cena con Francis Blanchard, director de la División de Formación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se transformaría en el SENA.

Blanchard le propuso crear una organización descentralizada del Estado y con financiación autónoma. El proyecto tomó forma en la mente de Martínez, quien lo expuso ante el entonces Ministro de Trabajo, Raimundo Emiliani Román. Así, el SENA nació durante el Gobierno de la Junta Militar, posterior a la renuncia del general Gustavo Rojas Pinilla, mediante el Decreto-Ley 118, del 21 de junio de 1957.

Sus funciones, definidas en el Decreto 164 del 6 de agosto de 1957, eran brindar formación profesional a los trabajadores, jóvenes y adultos de la industria, el comercio, la agricultura, la minería y la ganadería.

La entidad tripartita, en la cual participarían trabajadores, empleadores y Gobierno, se llamó Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y surgió en el momento indicado. La industria pretendía conquistar nuevos mercados y necesitaba más trabajadores y mejor calificados, métodos modernos y cambios drásticos en la productividad.

En 1957 empezó a sesionar el Consejo Directivo Nacional de la Entidad, en un edificio ubicado en la calle 20 con carrera octava de Bogotá. El comienzo fue difícil. Las primeras clases se dictaron en las aulas del Politécnico Central y de la Universidad Nacional.

En 1958 se realizó una investigación en cinco mil empresas del país acerca de las necesidades de formación profesional. El estudio abarcó todos los sectores de la industria y reveló que al menos 210 mil trabajadores requerían complementar su educación y urgía la formación de 25 mil trabajadores adicionales. Con base en esos resultados se fijó el plan quinquenal, 1959-1963.

Capacitar al mayor número de personas era la consigna. Por ello, los instructores visitaron comunidades marginadas en el barrio Meissen en Bogotá y levantaron más de 100 carpas de circos en ciudades y municipios. En ellas desarrollaron los programas móviles rurales y urbanos denominados Programas de Promoción Profesional Popular, que después se llamaron programas móviles.

En 1960 el SENA firmó convenios con la OIT y el Fondo Especial de las Naciones Unidas, que brindaron asesoría administrativa, financiera y técnica a los pequeños y medianos empresarios y promovieron el crecimiento empresarial.

El SENA realizó el estudio ‘Investigación de Recursos Humanos para una Política Nacional de Empleo y Formación Profesional’ que incluyó todos los sectores. Los resultados fueron el punto de partida para responder mejor a la demanda de las empresas.

En  la década de los sesenta los centros pasaron de 31 a 50; la formación no tradicional, fuera de los centros, representó el 35% del total y se crearon los centros agropecuarios y la División Agropecuaria.

Presidentes de distintos países llegaron a Colombia para observar la experiencia del SENA. Charles De Gaulle, de Francia, conoció de primera mano la recién implementada política técnico-pedagógica de educación permanente, individualizada y modular, que facilitaba el desarrollo de estrategias como la constitución de empresas y la educación a distancia.

En la década de los 90 la internacionalización de la economía incrementó la competencia empresarial. De ahí la necesidad de expedir la Ley 119 de 1994 mediante la cual la institución se restructuró para brindar programas de formación profesional integral en todas las áreas económicas. El objetivo: aumentar la productividad y el desarrollo social y económico.

El final de siglo se caracterizó por una nueva organización del trabajo con producción flexible. Las empresas necesitan empleados con múltiples competencias, novedosos enfoques de gestión y formación del recurso humano. En respuesta, el SENA, cuya gestión no estuvo exenta de críticas por aquella época, priorizó el emprendimiento, el empresarismo, la innovación tecnológica, la cultura de calidad, la normalización, la certificación de competencias laborales y el servicio público de empleo.

En 1998 se utilizó el servicio de videoconferencias en todo el país. Cuatro años después existían 31 puntos: cuatro en Bogotá y los demás en Antioquia, Atlántico y otras regionales.

En 2001, el SENA suscribió compromisos con el Convenio Marco de Cooperación Interinstitucional del Ministerio de Agricultura para la reactivación del campo, la generación de empleo y la promoción, consolidación y fortalecimiento de empresas asociativas a través de las cadenas productivas.

Entre 2001 y 2002 invirtió $33 mil millones en teleinformática, formación de personas con competencias específicas en tecnologías de información y comunicación. Se desarrollaron seis grandes proyectos: aulas abiertas, aulas itinerantes, nueva oferta educativa, comunidad virtual, videoconferencia y la página web.

Durante estos 55 años el SENA se ha consolidado como una entidad de Formación Profesional que ha extendido sus servicios a todos los municipios de Colombia, mediante alianzas estratégicas con alcaldes y gobernadores.

Actualmente llega a casi el 100% de los municipios, con una red corporativa de comunicaciones que comprende la Dirección General, 33 Regionales, 117 Centros de Formación Profesional y más de medio centenar de aulas móviles con acceso a internet.

Fortaleció su esquema de formación por proyectos, con  enfoque por competencias laborales, para adaptarse a los parámetros establecidos por otras instituciones de educación superior y técnica mundiales.

Y también estimula el empleo y la generación de riqueza. A través del Fondo Emprender y del Sistema Nacional de Incubación de Empresas, refuerza la estrategia Estatal de fomentar el emprendimiento y por medio de  “Colombia Certifica”, reconoce la experiencia y los conocimientos del trabajador colombiano.

Alianzas claves le han permitido traer conocimiento al país y desarrollar pasantías a los aprendices y capacitarse a los instructores, con universidades e instituciones técnicas y tecnológicas de países como México, España, Francia, Alemania, Australia, América Latina y el Caribe.

A partir de 2003 se implementó el aprendizaje virtual con ventajas como la alta cobertura, la distribución territorial equilibrada, la posibilidad de acortar distancias, además de la atención flexible y oportuna del e-learning empresarial.

Adicionalmente, en 2006 se articularon la televisión y la WEB, con lo cual existe la posibilidad de estudiar desde cualquier lugar donde exista TV y conexión a Internet.

55 años de permanente evolución, de continua modernización, que han dejado la impronta del SENA tallada en letras de oro en la historia del país y labrado su nombre en las mentes de millones de colombianos que se han beneficiado de los servicios que presta la entidad, en diferentes frentes: formación para el trabajo, emprendimiento y Fondo Emprender (FE), intermediación para el empleo, innovación y desarrollo tecnológico, competitividad y productividad de empresas, empresarios y trabajadores, TecnoParque y TecnoAcademia, articulación de los programas del SENA con lo de la educación media, entre otros programas.

Al igual que el SENA, esta nueva efemérides no pasará desapercibida para Colombia, para los colombianos, para trabajadores y empresarios, y, menos aún, para los aprendices, los instructores, y los funcionarios  de la institución insignia de la formación y de lo que significa ser de Clase Mundial.

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