
En la frontera todo se siente.
"Lo que diga el Presidente, ahí en su programa de los domingos. Y Bogotá, que se la pasa peleando", todo tiene un impacto en el comercio. Si Chávez reduce el cupo Cadivi, si se cierra la frontera un minuto: "Él sabe, el presidente Chávez sabe, que si nos crea un obstáculo en la frontera, nosotros lo sentimos terriblemente".
Como lo sienten los empresarios criollos que cada vez más presionados en el país, buscan alternativas para sus negocios en Colombia. Y de eso sabe Sayago.
El directivo es economista y fue secretario de planeación de la Gobernación en 1991. Hoy defiende a capa y espada la Unidad Especial de Desarrollo Fronterizo, que le da a Cúcuta completa autonomía, prácticamente de caras al mundo. Si Bogotá siente el látigo de la crisis financiera mundial, San José de Cúcuta se levanta en un inesperado boom económico.
Sayago defiende el área metropolitana binacional, en referencia a Ureña y San Antonio, territorio difuso que comparten por el comercio, ambas naciones: "Nosotros siempre hemos considerado que estamos en una situación creada de hecho".
Para él, la economía en la frontera es un "laboratorio económico permanente".
Rubiela, su asistente, entra a la oficina para traer café. Sayago sostiene la taza de "tinto". Bebe y al regresarla al plato, se lee: "Café de Colombia". Obvio.
Allí, en su despacho, con los retratos de Francisco de Paula Santander y de Simón Bolívar, Sayago repite: ¿Qué culpa tiene Cúcuta? Qué culpa tiene San José de Cúcuta de ser frontera con Venezuela y de haberse beneficiado de las medidas económicas, que restringen el cambio de divisas en ese país.
"Cúcuta no tiene la culpa de que el presidente Chávez haya dado una tarjeta de cinco mil dólares y que en cada familia, mamá, papá, hijos y abuela, pudiera cada uno gastar esa cantidad", aunque ya vaya por la mitad. De eso, bromea Sayago, tampoco se puede culpar a San José de Cúcuta.
"Chávez le multiplicó por dos el poder de compra a los venezolanos". Y como él insiste, "Cúcuta no tiene la culpa de que para venir de visita no se necesite visa ni pasaporte". Nomás llegar a San Antonio del Táchira, y cruzar el río.
Listo. Sin el roaming internacional, la recepción de los celulares muere, los acentos de los ciudadanos cambia, y el venezolano se transforma, así, en turista.
Aparece McDonalds, que llegó a la ciudad frontera hace un año y el centro comercial Ventura Plaza, que no tiene más de dos funcionando. Cúcuta no es la misma.
Control de cambio
"Se cree que el cambio de la ciudad es sólo por Cadivi y no es así"
Sayago sostiene una tesis de planificación, para explicar el crecimiento de la capital del departamento del Norte de Santander.
¿San José de Cúcuta no se llama en realidad Ciudad Cadivi?
- Mire, hay varios elementos a considerar que explican el fenómeno. Lo primero que tiene que ver como referencia es la Constitución de 1991. Allí se establecen las características del sistema económico colombiano, fundamentado en la propiedad privada, en la consolidación de inversionistas, de propietarios de capital, abierta a la globalización y con principios de competitividad internacional. Según el índice Doing Bussines (haciendo negocios), Cúcuta es la sexta ciudad del país con el mejor clima para negocios de Colombia.
¿Cadivi no tuvo nada que ver con su crecimiento?
- Es que ese fue un fenómeno transitorio, de apoyo a la sociedad venezolana, para mejorar la capacidad de compra en el exterior. Lo que le digo es que la tarjeta Cadivi vino después. El desarrollo de la ciudad obedece a toda una estrategia, que buscaba resolver un problema que tiene la economía colombiana.
¿El comercio informal?
- Nosotros hablamos de la "informalidad empresarial". Lo que pasaba es que se obstaculizaba tanto las oportunidades de negocios y de empresa en el país, que el empresario se veía abocado a ser informal, a eludir todas las responsabilidades laborales y de pago de impuestos. Eso llevó a las Cámaras de Comercio a hacer un compromiso con el Gobierno para mejorar la situación.
-¿Qué resultados tuvieron?
- Usted sabe que las Cámaras de Comercio colombianas administramos el registro mercantil hace
años. Somos entidades de derecho privado y administramos el registro público por delegación del Estado. Utilizamos esos recursos para promover el desarrollo regional. Diferente a Venezuela, donde las Cámaras son agremiaciones privadas. Además, estamos conscientes de que las cámaras de comercio allá tienen el problema de Chávez.
-Así que es facilito abrir una empresa en Cúcuta.
-Hemos creado centros de atención empresarial. Toda empresa nueva viene para acá y en 15 minutos sale el empresario listo. Tenemos todos los procesos automatizados. Eso forma parte de una nueva cultura empresarial.
Queremos tener un buen clima de negocios en la ciudad, oportuno para todo el mundo.
¿Con un ambiente así, los venezolanos no han establecido sus negocios en Cúcuta? - Vea, por ejemplo ayer estuvo la Cámara de Comercio de Mérida hablando conmigo. Estamos en conversaciones. ¿Por qué? Porque ellos ven que cada día la actividad económica en Venezuela se reduce. El sector privado se ve más presionado y están buscando alternativas y alianzas de inversión colombo-venezolanas, para establecer sus empresas en Cúcuta e invertir en la ciudad. Esas oportunidades se empiezan a dar.
Como Colombia está abierta constitucionalmente, eso nos permite estar habilitados en términos económicos para negociar con todo el mundo. Hacer una exportación es fácil. Nos hemos empeñado en reducir tiempos. La ciudad hoy, más que nunca, aprovechará las oportunidades que le ofrezca Venezuela o cualquier parte del mundo.
Comercio binacional
"Hay dos sistemas económicos enfrentados"
Todos los días, Sayago se comunica con sus pares venezolanos. En medio del encuentro, por ejemplo, recibió llamadas para finiquitar reuniones con empresarios de San Cristóbal y San Antonio.
"Los gobiernos crean los mecanismos y la sociedad los aprovecha de la manera como crea oportuno hacerlo", retoma el tema Cadivi y su impacto en el intercambio entre los dos países.
¿De qué manera afecta la política el comercio? - Hay cosas de la frontera que Caracas y Bogotá no entienden. Las relaciones son históricas. Hay elementos familiares. La mayoría de los presidente de Venezuela eran del Táchira. Eso fue un factor muy importante. Tiene el ejemplo de Virgilio Barco y Carlos Andrés Pérez, uno de Cúcuta y otro de Rubio.
Sayago pone de ejemplo el reloj del ferrocarril que antaño unió a los dos países. "Nos pusimos a hacer carreteras y con las carreteras nos pusieron aduanas. En lugar de integrarnos, nos desintegramos. Nos colocaron puentes, una línea fronteriza. Pero de todas formas las relaciones fluyen".
En las calles de Cúcuta corre un lema gubernamental: "Volvemos a ser ciudad", acuñado por el alcalde Ramiro Suárez, quien pagó cárcel por acusaciones de los paramilitares, pero que hoy, alejado de su cargo, recobró la libertad.
Todos los cucuteños lo recuerdan. Sayago, también. "Él propició el cambio de la ciudad. Hizo un programa de movilidad y un centro comercial a cielo abierto", que es en realidad, la remodelación de los comercios del casco central de la ciudad. En las noches están iluminados y en las tardes van a ritmo del vallenato de Rafa Escalona.
A Suárez también le adjudican la modernización del equipo Cúcuta Deportivo, cuya victoria al Boca Juniors, en la Copa Libertadores, todavía arranca suspiros.
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